ARCHIVO DE NOVEDADES
LA FALTA DE INGENIEROS, UN DEBATE ENTRE EMPRESAS Y UNIVERSIDADES
La escasez afecta a varias industrias. De los 100.000 graduados anuales, sólo 3.500 provienen de Ingeniería. Las compañías piden cambios en los planes educativos y los académicos señalan la estrecha relación entre demanda laboral y deserción.
Se puede pensar en una industria nacional sin ingenieros? ¿Tiene futuro la producción tecnológica en el país cuando los jóvenes abandonan sus carreras tentados por buenos sueldos? ¿El sistema educativo responde a las necesidades actuales y cambiantes de la sociedad? Tales interrogantes surgen cuando se revisan ciertas cifras. Por ejemplo, en el primer semestre del año, una cuarta parte de las búsquedas de personal provino de sectores industriales y de la producción. En algunos casos, la tarea es infructuosa o demora demasiado.
La razón es simple: de los 95.000 profesionales que egresan cada año, apenas 3.500 están ligados a profesiones tecnológicas. La matrícula en esas carreras es muy baja, pero el cuadro se agrava cuando las empresas, necesitadas de personal calificado, reclutan estudiantes a medio formar, les imponen duras rutinas laborales, lo que fomenta la deserción. Muchas empresas, por su parte, reclaman acortar algunas carreras y adaptarlas a las necesidades del mercado.
El conflicto estalló hace poco y crece al ritmo de la economía. Reunidos por iEco, autoridades de UADE, UTN, ITBA y UBA debatieron con altos ejecutivos de Recursos Humanos de Pan American Energy, IBM, Intel, Tenaris y Motorola sobre una cuestión que, paradójicamente, coincidieron en calificar de estratégica y sumamente crítica: la escasez de ingenieros.
- ¿Cuál es el panorama actual?
* Ricardo Orosco (UADE): La matrícula en Ingeniería ha repuntado un poco en los últimos años, pero está muy lejos de lo que nosotros pretendemos, de lo que las empresas quieren y lo que la sociedad necesita. La realidad es que hay miedo a las ciencias duras, las matemáticas y la física, que son fundamentales para la ingeniería. Hay un problema de base: no hay vocación, ni calidad ni cantidad.
* José Roces (ITBA): El problema es estructural. Igual, cualquier cifra que imaginemos es exigua para lo que se necesita. El problema de las vocaciones tecnólogicas es mundial. En la Argentina se agrava porque se junta con un deterioro muy grande del sistema educativo. Desde la escuela media, incluso, hay un sesgo bastante claro en contra de estas vocaciones: que la ingeniería es difícil, que la ingeniería te mata y que ahí no tenés vida.
- ¿Una salida laboral segura y bien paga no es suficiente motivación para inscribirse en esas carreras?
* Guillermo Oliveto (UTN): Lo que pasa es que acá se destruyó la cultura del esfuerzo y a la escuela técnica. Las universidades estamos heredando ese desastre. En el fondo, la ingeniería es una cuestión de vocación, la salida laboral va por otro lado.
* Roces: En la década del 90, la matrícula de las carreras sociales creció un 120%, mientras que en ingeniería cayó un 30%. Hubo un cambio de tendencia muy fuerte.
- ¿Qué hacen las empresas con respecto a la escasez de profesionales?
* Diana Cotonat (Pan American Energy): Esto es un fenómeno mundial, no pasa solamente acá: las carreras de ingeniería en general se eligen menos. Y a esto se suma que son difíciles, por un lado, y hay poca difusión acerca de lo que hace un ingeniero, un geólogo, un geofísico dentro de una empresa.
- ¿Tienen dificultades para contratar personal?
* Cotonat: Con las carreras sociales o administrativas, las diferencias son abismales. Uno puede pasar una semana o dos para ocupar un puesto gerencial en esas áreas y puede estar meses para ocupar una posición similar en ingeniería.
* Diego Rubio (Motorola): La realidad es que la cantidad de recursos que necesitamos hoy no existen o hay que desarrollarlos para poderlos conseguir. En Córdoba, para la próxima década, estimamos que nuestra industria (el software) ocupará a 35.000 personas.
* Carlos Rosito (UBA): En la UBA, con 140 años de historia, se graduaron hasta el momento 30.000 ingenieros.
- Hay una altísima demanda de parte de las empresas. ¿Cómo resuelven la faltante?
* Mariana Iribarne (Intel): Desde que nos instalamos en Córdoba, en 2006, repatriamos entre 10 y 12 argentinos del exterior, pero la escasez de ingenieros es mundial. Nosotros la estamos resolviendo con búsquedas de muchos meses. Cuando el talento no lo encontramos acá, tenemos que salir a buscarlos afuera. Ahora, una vez que encontramos los recursos, nos damos cuenta que son excelentes, el nivel académico es excelente.
* Luis Albaine (Tenaris): El grupo está en condiciones de absorber por año entre el 7 y el 10% del total de egresados y tomamos todos los que podemos. Lo que nos pasa es que cada vez tenemos que entrevistar mayor cantidad de postulantes para encontrar la misma calidad que encontrábamos 10 años atrás.
- ¿Encuentran lo que buscan?
* Albaine: No todo, ahora tenemos planes de capacitación interna para compensar lo que antes venía de las universidades junto a la especialización. Pero esto me parece sensato: las universidades tienen que mirar a largo plazo, y las empresas tenemos que mirar el día a día para observar los cambios violentos de negocios.
* Raffaella Temporiti (IBM): Además de la escasez de talento, lo que notamos es un incremento de la demanda, por lo que la brecha es más grande aún. De todos modos, las grandes empresas de alguna manera logramos cubrir las necesidades, la diferencia es en el tiempo.
- ¿Y cómo cubren esa brecha?
* Temporiti: De diferentes maneras. Cubrimos vacantes con perfiles técnicos más bajos que los de ingeniero, trabajamos con el Ministerio de Trabajo y con la CESSI (la cámara del software) en formar personas que no tienen acceso a la educación, ayudamos con becas, tenemos acuerdos con mas de 90 instituciones educativas.
- En este punto es donde aparece la polémica con las universidades porque se reclutan chicos cada vez más jóvenes y se fomenta la deserción. ¿Es justo decir eso?
* Orosco: Son dos los efectos, hay deserción y un alargamiento de las carreras, porque los estudiantes trabajan. Pero a nosotros nos interesa que trabajen porque ayuda a su formación.
- ¿Una carrera de ingeniería, al ser tan demandante, no impide de algún modo continuar con las dos actividades?
* Oliveto: Se pueden hacer las dos cosas, no hay ningún impedimento. Hay que reconocer dos cosas: las universidades reconvierten sus planes de estudio en forma permanente y se profundizó el nivel de especialización. Y eso está en permanente debate.
- Hay empresas que reclaman acor tar las carreras o crear tecnicaturas como solución. ¿Eso es posible?
* Rosito: Quiero resaltar que en este sector hay grandes demandantes que están ausentes en esta mesa, que son las pymes. Ellos necesitan ingenieros, y no son como las grandes empresas, que pueden formarlos; ellos lo necesitan ya, y no se les puede criticar por eso. Y otro gran demandante es el Estado, que necesita técnicos y no los encuentra. Nosotros tenemos que atender a 23.000 pymes, al Estado argentino y a las grandes empresas.
- ¿Pero la deserción es un proble ma a resolver?
* Roces: Claro que es un problema, pero hay una cuestión mucho más estructural. El mundo de la tecnología cambió violentamente en los últimos 30 ó 40 años. Y hay que pensar que los conocimientos tecnológicos se duplican cada dos años. Entonces, el dilema hoy es interrogarnos sobre lo que es una carrera de ingeniero. Y naturalmente va a ser un producto semielaborado, que en algunas latitudes se resuelve con carreras más cortas, acá todavía no. Hay mucho debate sobre eso. Lo que no se puede discutir es que la formación básica de un ingeniero son las ciencias. La diferencia entre un ingeniero y un técnico es ésa.
- ¿Entonces hay que reformar el sistema educativo?
* Oliveto: La prioridad es nivelar el nivel del secundario. Coincido en que lo ideal es profundizar la relación entre universidad y empresa para ver cuáles son sus necesidades, lo que no se puede discutir es que un ingeniero necesita hacer 200 horas de prácticas profesiones supervisadas, como mínimo.
- ¿La alta deserción no es responsa bilidad de las empresas?
* Cotonat: Yo creo que no. Alguien que elige una carrera de Ingeniería sabe que tiene que complementar las dos cosas y la curricula académica es valorizada por las organizaciones.
- ¿Y se premia el título?
* Albaine: Las empresas no buscamos carreras más cortas, sino mejores profesionales. El aprendizaje requiere unos cuantos años.
* Rosito: No estoy de acuerdo con la dicotomía empresas y universidades. El problema es que el índice de deserción es alto.
* Roces: La deserción se presenta en la etapa temprana de la carrera, en los primeros dos años, después se estabiliza. Ahora, en ciertas disciplinas, como la informática, la deserción llega hasta muy al final de la carrera. Y ahí sí tenemos un conflicto con las empresas. Eso no ocurre en otras, donde el título es necesario.
* Temporiti: A las empresas no nos conviene la deserción, y además damos incentivos para ayudarlos a que terminen la carrera, con horario de trabajo flexibles, desembolsos de gastos de estudio.
* Roces: La pyme informática no puede hacer esas cosas.
* Orosco: Y es uno de los sectores que más recursos demanda. Esas pymes no están buscando ingenieros, sino técnicos, y los van a buscar a las escuelas medias.
- ¿Crear carreras intermedias para resolver la coyuntura es posible?
* Oliveto: Sí, porque las pymes buscan técnicos, y en otros rubros, como las telecomunicaciones, faltan técnicos además de ingenieros. Es bueno generar una instancia de un título intermedio, pero eso hoy se cuestiona.
* Cotonat: Creo que algo que tenemos que trabajar en conjunto el Estado, las universidades y las empresas es en la difusión las carreras duras: Industrial, Informática, Mecánica, Electrónica, Petróleo. Yo no sé si estamos trabajando en esto.
* Roces: La verdad es que si algo hacemos mal los ingenieros es el marketing.
- Si las empresas no retribuyen el título y encima le paga bien ¿dónde está la solución?
* Iribarne: Las universidades tienen que lidiar con la deserción y tienen que hacer un gran trabajo de nivelación.
* Temporiti: Me parece que el camino es profundizar la alianza estratégica entre empresas y universidades, que es de complementación y no de enfrentamiento.
* Albaine: Las empresas tenemos la gran oportunidad de contribuir, por ejemplo, con becas para alentar las vocaciones por las ciencias duras. No sólo con los jóvenes, sino también con los docentes.
* Iribarne: También podemos tra- bajar en planes de pasantías, que permitan al estudiante terminar con la carrera, pero esto fue muy criticado
* Rubio: Reconocer el problema es un paso adelante, lo que hay que hacer es establecer un objetivo y acordar todas las partes. Esto es clave para nuevo plan, pero hay que pasar la coyuntura, creo que vamos por el buen camino.
- ¿Los docentes pueden ser buenos aliados?
* Cotonat: Alos docentes de las escuelas medias los formaría en carreras duras como Matemáticas, Física y Química. Ellos también pueden ser grandes motivadores.
* Orosco: El docente de escuela media es la persona clave para motivar. Allí hay que trabajar mucho.
* Roces: La magnitud del proble- ma es una gran oportunidad para decir claramente que esto es una crisis que condiciona el futuro de la competitividad argentina. Hay que reformular el paradigma de la enseñanza de las ciencias, que lamentablemente nuestros profesorados han perdido. Y las empresas deberían aportar permitiendo a sus ejecutivos dictar clases: gran parte del conocimiento que tienen es muy útil en ciclo educativo.
* Rubio: En algunos casos, la carre- ra docente para los que trabajan en nuestra industria se complica.
- Se habló del espanto que causan las ciencias duras ¿Cómo se resuelve esto?
* Rosito: Hay un problema estructural con Ingeniería, que tiene que ver con la escasa predisposición al esfuerzo. Lo que ocurre es que acá hay muchas alternativas. Un chico me lo resumió recientemente: simplemente no estoy dispuesto a hacer el esfuerzo, y con eso no se puede hacer nada. Hay un conflicto con las empresas, pero no con las grandes, porque entienden el problema; el tema es con las pymes, que nos pueden llevar más gente, aunque no se las puede culpar, porque lo necesitan. Es lógico, cuando la oferta no es suficiente empieza el conflicto. La pregunta central es qué pasó en la década pasada cuando funcionarios del Ministerio de Educación reformaron los planes de estudio eliminando a las ciencias duras de los programas. Hay que mostrarle a la sociedad que de esta manera, el país no tiene un futuro tecnológico.
Fuente IECO - CLARIN